Es difícil ver el panorama de un diferente ángulo cuando siempre lo hemos visto del mismo. Es difícil entender que no soy mala persona por dejar de querer a alguien o que no soy mediocre por no tolerar el trabajo que tengo. Es fácil, dejarme de lado y aguantar situaciones que me hacen daño. En este escrito, te digo porque no tiene que ser difícil y porque es urgente que dejes lo que te hace daño.
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Decidir cuando hay que dejar algo o a alguien es siempre complicado., es una fase en la que sentimos confusión, estrés, malestar y culpa. Y esto ... ¿por qué sucede? La respuesta yace en nuestros patrones mentales que han sido construidos con base a experiencias propias y con base a lo que se nos ha enseñado como cualidades de "buena persona".
Supongamos que te encuentras en una relación en la que ya no te sientes muy a gusto. Ver a la persona no te emociona tanto como antes, ya no sientes la chispa, de hecho, ya ni sientes la necesidad de besarle o abrazarle. Estar en su presencia se ha vuelto incómodo y prefieres hacer otras actividades en solitario a estar en su compañía.
La solución más adecuada y saludable es hablar con la persona y dejarle saber que lo que algún día hubo ya no esta y que por cuidado de las emociones de ambos lo mejor es disolver la relación. Sin embargo, muchas veces no actuamos de esta manera y comenzamos a comportarnos de formas inadecuadas que te lastiman.
En el mejor de los casos, una parte se aleja y deja pasar las cosas. La flama se enfría, las conversaciones se vuelven pobres y el disfrute ya no es parte de la relación. Podrá parecer "sencilla" esta etapa hasta que volteamos a ver la otra cara de la moneda.
Toda esta frialdad y apatía ocasionan un ambiente hostil y esto significa discusiones constantes que poco a poco pueden ir escalando hasta volverse realmente agresivas. Es entonces cuando nos encontramos en una relación dónde los desprecios están a la orden del día, las demostraciones de rechazo son cada vez más agresivas y las palabras cada vez más hirientes.
Es por eso que es muy, muy importante respetar nuestros límites propios y atender nuestras necesidades también.
Ya sea que vivas el lado de la pareja que rechaza o que es rechazada, ambas personas merecen amor, cariño y respeto. Si te sientes atado a cualquier situación o persona es necesario que la dejes ir. La realidad es que no estas perdiendo nada y en cambio, estas por vivir un crecimiento.
Cuando comunicamos nuestros límites y necesidades, los respetamos y los hacemos respetar., nos encontramos en un equilibrio tan armónico dónde no permitimos que nada ni nadie nos quite la paz porque entendemos y comprendemos que somos dignos y merecedores de amor y respeto.
Si te encuentras en alguna relación dónde por irte te hacen sentir más culpable y responsable de las consecuencias para la otra persona... más la debes de dejar ir.
Nadie tiene derecho a hacerte sentir inferior o responsable por los sentimientos de terceros.
Claro, siempre ten en mente que al finalizar una relación lo mejor es hacerlo con amor y agradecimiento. Es importante que recuerdes que cada momento y acción en tu vida han sido un aprendizaje.
Todo el tiempo ten presente que tú sólo eres responsable de ti. De tus pensamientos, emociones, sentimientos, palabras y acciones.
Ahora, cuando se trate de un trabajo en el que te sientes cansado, humillado, enojado o frustrado., primero intenta solucionar las diferencias existentes. Estas pueden ser entre compañeros o con la persona a cargo., cualquiera que sea el caso la meta es la misma. Hacerle ver tus límites y necesidades, y hablar con claridad sobre los recursos necesitas para realizar las tareas y pedir el apoyo necesario para llevarlo a cabo si es que lo requieres.
Sí tu corazón te dice que en ese lugar o con esa relación no estás cumpliendo tu misión y en cambio, estas escondiendo tu magia., la respuesta es dejarlo ir para dar cabida a las situaciones y personas que vibran contigo.
Cuidarte es siempre la prioridad y mereces todo lo bueno del universo.
Asegúrate de que tu energía siempre este elevada, tu corazón calientito y tu mente contenta.
¡Vales mucho y mereces todo! Jamás te sientas culpable por seguir tu corazón ni por cuidar de tu salud mental y emocional. Tu bienestar es primero., tu integridad es primordial y nadie merece vivir una situación dónde la libertad (de cualquier tipo) se vea privada.
Tienes todo el derecho de decir "no me gusta, no lo quiero, no lo tolero y lo dejo ir".
Gracias por leerme un día más. Te quiero libre y te quiero feliz.
Un abrazo.
- María
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