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María Andrea

¿Cuándo dejar ir? Y entender que no estoy perdiendo

Es difícil ver el panorama de un diferente ángulo cuando siempre lo hemos visto del mismo. Es difícil entender que no soy mala persona por dejar de querer a alguien o que no soy mediocre por no tolerar el trabajo que tengo. Es fácil, dejarme de lado y aguantar situaciones que me hacen daño. En este escrito, te digo porque no tiene que ser difícil y porque es urgente que dejes lo que te hace daño.



Decidir cuando hay que dejar algo o a alguien es siempre complicado., es una fase en la que sentimos confusión, estrés, malestar y culpa. Y esto ... ¿por qué sucede? La respuesta yace en nuestros patrones mentales que han sido construidos con base a experiencias propias y con base a lo que se nos ha enseñado como cualidades de "buena persona".


Supongamos que te encuentras en una relación en la que ya no te sientes muy a gusto. Ver a la persona no te emociona tanto como antes, ya no sientes la chispa, de hecho, ya ni sientes la necesidad de besarle o abrazarle. Estar en su presencia se ha vuelto incómodo y prefieres hacer otras actividades en solitario a estar en su compañía.


La solución más adecuada y saludable es hablar con la persona y dejarle saber que lo que algún día hubo ya no esta y que por cuidado de las emociones de ambos lo mejor es disolver la relación. Sin embargo, muchas veces no actuamos de esta manera y comenzamos a comportarnos de formas inadecuadas que te lastiman.


En el mejor de los casos, una parte se aleja y deja pasar las cosas. La flama se enfría, las conversaciones se vuelven pobres y el disfrute ya no es parte de la relación. Podrá parecer "sencilla" esta etapa hasta que volteamos a ver la otra cara de la moneda.

Toda esta frialdad y apatía ocasionan un ambiente hostil y esto significa discusiones constantes que poco a poco pueden ir escalando hasta volverse realmente agresivas. Es entonces cuando nos encontramos en una relación dónde los desprecios están a la orden del día, las demostraciones de rechazo son cada vez más agresivas y las palabras cada vez más hirientes.


Es por eso que es muy, muy importante respetar nuestros límites propios y atender nuestras necesidades también.



Ya sea que vivas el lado de la pareja que rechaza o que es rechazada, ambas personas merecen amor, cariño y respeto. Si te sientes atado a cualquier situación o persona es necesario que la dejes ir. La realidad es que no estas perdiendo nada y en cambio, estas por vivir un crecimiento.


Cuando comunicamos nuestros límites y necesidades, los respetamos y los hacemos respetar., nos encontramos en un equilibrio tan armónico dónde no permitimos que nada ni nadie nos quite la paz porque entendemos y comprendemos que somos dignos y merecedores de amor y respeto.

Si te encuentras en alguna relación dónde por irte te hacen sentir más culpable y responsable de las consecuencias para la otra persona... más la debes de dejar ir.


Nadie tiene derecho a hacerte sentir inferior o responsable por los sentimientos de terceros.


Claro, siempre ten en mente que al finalizar una relación lo mejor es hacerlo con amor y agradecimiento. Es importante que recuerdes que cada momento y acción en tu vida han sido un aprendizaje.


Todo el tiempo ten presente que tú sólo eres responsable de ti. De tus pensamientos, emociones, sentimientos, palabras y acciones.


Ahora, cuando se trate de un trabajo en el que te sientes cansado, humillado, enojado o frustrado., primero intenta solucionar las diferencias existentes. Estas pueden ser entre compañeros o con la persona a cargo., cualquiera que sea el caso la meta es la misma. Hacerle ver tus límites y necesidades, y hablar con claridad sobre los recursos necesitas para realizar las tareas y pedir el apoyo necesario para llevarlo a cabo si es que lo requieres.



Sí tu corazón te dice que en ese lugar o con esa relación no estás cumpliendo tu misión y en cambio, estas escondiendo tu magia., la respuesta es dejarlo ir para dar cabida a las situaciones y personas que vibran contigo.

Cuidarte es siempre la prioridad y mereces todo lo bueno del universo.


Asegúrate de que tu energía siempre este elevada, tu corazón calientito y tu mente contenta.


¡Vales mucho y mereces todo! Jamás te sientas culpable por seguir tu corazón ni por cuidar de tu salud mental y emocional. Tu bienestar es primero., tu integridad es primordial y nadie merece vivir una situación dónde la libertad (de cualquier tipo) se vea privada.


Tienes todo el derecho de decir "no me gusta, no lo quiero, no lo tolero y lo dejo ir".


Gracias por leerme un día más. Te quiero libre y te quiero feliz.


Un abrazo.

- María



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